Pedro nos dirige unas ultimas palabras, demasiado emotivas que me hicieron levantar más el hombro, mis lagrimas empezaron a aflorar, me agarre al baral y empece a escuchar esa marcha que de fondo sonaba ORACIÓN.
Por un segundo alcé la mirada y a mi izquierda pude ver a esas chicas que el dia anterior habian pasado por lo mismo que yo estaba pasando, esas chicas con las que he compartido parte del año y toda la semana santa. Miré al frente y lo vi a el, con esa cara de emoción que solo un capataz como el puede tener.
Se estaba acercando el final, un año de preparativos se habia esfumado como incienso en su incensario, pero habia merecido la pena...
Señores una semana santa magnifica y esto tengo que agradecerselo a el, por cruzarmelo en un ensayo de la Victoria, porque gracias a ese dia formo parte de esta plantilla de pilares de la Hermandad de la Reconciliacion, y como ya he dicho mas que nuestro capataz, para mi es un gran amigo. GRACIAS PEDRO
Y gracias a todos vosotros por hacerme disfrutar como he disfrutado este año, por saber apreciar mas un si cabe esta nuestra semana santa...
Y para terminar decir, que si nuestro trabajo Martes Santo es majestuoso el que realizamos el sabado con La Maredeu dels Bombes fue expectacular.
Muchisimas gracias.
Un saludo hermanos.
Alvaro Abellan.
Alvarito, leyéndote de nuevo se me vuelve a poner la piel de gallina, lo tuyo ha sido hacernos llorar este año eh!...
ResponderEliminarTodos coincidimos en que este ha sido un grandísimo año, en el que hemos disfrutado de cada uno de los preparativos, actos, montajes, grupo de wassup, ratos en Chiqui...... y la culminación de todo eso, pues nuestro Martes Santo. No es por quitarle importancia al Viacrucis, ni mucho menos, pero son diferentes, y en cada acto uno disfruta de cosas diferentes.. Bueno, que no me quiero volver a enrollar, que gracias a ti también¡ Y que pronto estamos ahí de nuevo, que ya os hecho de menos :D
Muchísimas gracias Alvaro. Muchísimas gracias a todos los que hacéis posible que cada Martes Santo Mater salga a la calle.
ResponderEliminarHay muchos momentos en la vida, muchos momentos que recordaremos siempre. Yo recordaré siempre el día que nos conocimos Alvaro, y decidiste entrar a formar parte de la Hermandad. Yo recordaré siempre el día en que contactaste conmigo Javi, y decidiste entrar a formar parte de la Hermandad. Yo recordaré siempre el día en que te conocí Carmen, y decidiste entrar a formar parte de la Hermandad. Y el día en el que entró Juan Carlos, Manoli, Javier, Jorge, ... Tampoco olvidaré jamás cómo os he ido conociendo a todos los que ya estabais cuando llegué. En definitiva, a todos, y digo a todos, los que formamos esta gran familia.
¡Qué bonito! Gente que no tiene nada que ver, gente que tiene sus vidas, y que eligen estar juntos unos cuantos ratos al año. Porque es decisión de cada uno compartir esta amistad, es decisión de cada uno ayudar a la Hermandad, es decisión de cada uno el querer portar a nuestros titulares, el resto lo hacen ellos.
Pensad que Nuestra Mater toca nuestro corazón cada Martes Santo. Pensad que las lágrimas que vosotros derramáis de esfuerzo, emoción, entrega,... Ella las derrama de alegría. Alegría por ver a muchos Hermanos unidos por Ella. Alegría de ver a muchos Hermanos rotos de dolor y emoción al llegar a la casa de su Hijo.
Y es que no es fácil. No es fácil contenerse. Vosotros lleváis el peso en vuestros hombros, hacéis todo el esfuerzo. Pero yo tengo que mirarla. Tengo que mirarla y decirle que esté tranquila, que la llevaréis a su Hijo, que soltaréis hasta la última gota de sudor, que emplearéis todo vuestro esfuerzo para que un nuevo Martes Santo tenga sentido, que no descansaréis hasta hacerla cruzar el arco de la Puerta Mayor de la Basílica elevándola a los cielos.
Y es que no es fácil. No es fácil porque tengo que mirarla y pedirle que os dé fuerzas, que os dé ánimos, que os dé esperanzas, que os dé ganas de luchar, que dé sentido a cada una de las vidas que cargan con su peso en esa mágica noche.
Y es que no es fácil. No es fácil evitar esas lágrimas que corren por nuestras mejillas. No es fácil abrazar a cada pilar y decirle "GRACIAS" sin derramar ni una lágrima.
Ese momento de máximo cansancio, rotos del dolor, del esfuerzo sólo puede recibir un abrazo y un "GRACIAS". Ese momento es en el que el sudor se transforma en lágrima, el esfuerzo en alegría, los nervios en tranquilidad, los pilares en Hermanos. Ese momento es el que da sentido a todo. Hemos llegado, y lo hemos hecho juntos. Y nada ni nadie nos podrá separar, porque Ésa a la que hemos traído a casa de su Hijo nos ha unido para siempre, y ha llenado esa unión de instantes y momentos imborrables. Mantengamos tierna esa unión con nuestro día a día, con nuestro contacto constante, no dejemos que se endurezca. No la hagamos volver a llorar. No la obliguemos a que reblandezca nuestra unión el próximo Martes Santo. Lleguemos a nuestra próxima cita, el 26 de marzo de 2013, con esa unión fresca, y así Ella le dará mucha más grandeza. Seamos Hermanos todo el año. Hagámoslo por ella.